viernes, setiembre 15, 2006

La primera vez que te vi a mi lado defendías con palabras nunca oídas tu derecho a un lenguaje particular, a traducir con la mirada miles de vacíos. ¿Dónde quedaron los sonidos inconclusos?, ¿dónde la suavidad de unas cuerdas haciéndote flotar a centímetros de las sábanas? Azules. Por primera vez acaricio el humo de tus pensamientos, y por un segundo me pertenece. Bombero de nimiedades, atraparé el fuego, o al menos el resfriado que tu ausencia me hereda, dentro de esta pecera cubierta que nos contiene.

jueves, setiembre 07, 2006


La fuerza del guerrero sepia, lluvia de ocaso, se depositaba en las raíces de una mandrágora. El jardinero enterró sueños, rogando a los dioses que creciera un roble robusto, sepia, que guíe ejércitos interminables y le devuelva la libertad perdida.
Muchos años después, al pié de un árbol chueco, asoma entre las astillas de una cruz con el nombre del jardinero, una mandrágora sepia, que morirá al amanecer para derramar lápidas bajo mil gritos.

sábado, agosto 05, 2006

Preguntas

¿Cuál es el pulsar que te arrastra a ser un desalmado?
¿Acaso la visita inesperada del amor perdido, o el ensoñamiento de tus manos en su cuello y su mirada hundiéndose lentamente en tu pecho?

¿Cuál es la noche?
¿Cuál el tiempo que se cierra
como párpado sobre
las yemas de tus dedos?

Sangre

¿Qué hay en medio de la ansiedad?, ¿acaso un paraíso circular de angulosas formas?

miércoles, agosto 02, 2006

En una tesis sobre la naturaleza humana no puede faltar la muerte como único ejemplo de perfección.

sábado, julio 29, 2006

Hoy, reflejada en un charco de agua, pude por fin ver la realidad. Había llovido.
Sacarle la vuelta a la nostalgia con una puta tristeza.

martes, julio 25, 2006

esperar
mirar todo con el cansancio
propio de un muerto
paciencia
la que requerían tus ojos
susurraban tus labios
negaron tus acciones
quise aguardar
mil horas bajo la lluvia
porque nuestro tiempo se detuvo
y sólo quedaron manecillas locas
dando vueltas sin sentido
ventiladores de sueños mojados
como un perro
ah, ah, ah

miércoles, julio 12, 2006


La voz que tus sueños creaban se hizo lágrima, veladas de pesadilla en medio de una inercia salvaje, insostenible, de las que sacan callos y laceran las manos. Pesaba en el vientre, el aire te abandonó para convertirse en burbujas, esferas que tocan el cielo con alas de ángel e intenciones de demonio. La cama permaneció rígida, la almohada no bastaba y el sostén de tus deseos ínfimos se escondería en el baño.