sábado, marzo 25, 2006

ANIMALES MUERTOS

Hoy es el tercer día que veo animales muertos en la calle. No es que los busque, más bien creo que ellos me encuentran, presienten el recorrido y se esfuerzan por morir en mi camino. El primer día fue un colibrí aplastado contra la vereda. Debía tener un buen tiempo allí porque se encontraba completamente seco. El segundo día fue el más extraño. ¿Qué hace un cuy muerto en una caja al lado del bote de basura? ¿Quién pudo arrojarlo de forma tan delicada? Un cuy dorado soñándome pasar a su lado. No creo que nadie más lo haya visto. Un cuy dorado en una caja de cartón junto al puesto de periódicos. La paloma de hoy no me causó ninguna sorpresa. Cualquiera, en un día común y corriente puede cruzarse con una paloma muerta, o provocar su muerte. Lo que hacía especial a esta paloma no era su especie, sino el formar parte de una serie de animales muertos que aguardaban por mí durante tres días consecutivos. El misterio quizás tenga que ver con el orden de aparición: ave – roedor – ave. ¿Qué encontraré mañana? La lógica me dice que debe ser algún otro roedor, un conejo, o mejor aun, una ardilla haría los honores. Pero un presentimiento me dice que voy a equivocarme. Que el animal que encuentre mañana no tendrá nada que ver con los anteriores, que romperá el orden de tamaño, serie o especie y que no saldrá a mi encuentro. Algo en el fondo me dice que el animal muerto de mañana seré yo.