estás
sangrando acaso
fría lágrima
repeles
estás
sobre mí
ciudad en ruinas
dónde evocar
libros borrándose
palabra por palabra
hoja por hoja
paranoia de otoño
treinta vientos
abrieron tu abdomen
y pude verla
herida
repetía mi nombre
padecía tus ojos
entonces
callaste ciega
buscando redimirte
yo no soy redención
te dije
desperté en tu sueño
para contemplarte dormida
jueves, enero 26, 2006
lunes, enero 23, 2006
La amargura de tu voz nos envuelve. En la agonía exhalas una vida completa, noches de insomnio interpretando libros que no recuerdas haber escrito; días de luz, achinando en los ojos el ardor de saberte menos joven, que tus manos han dejado de ser ácidas, excitantes. La seducción de tu carne lacerada se convierte con espeluznante rapidez en carroña. Vamos, sonríe al menos. Gritaré a centímetros de tu oído, esperando que el dolor se deslice como gillete por tu cuello. Te escupiré en la boca sólo para reinventarte bestia, sin jaula ni manada, reprimiendo palabras con los labios apretados.
martes, enero 17, 2006
La piel de tus recuerdos es igual a la del animal que acaba de morir frente a nosotros. Polvorienta. Ya no protege de embestidas nostalgicas. Que sus cuernos afilados dejen de hacer daño, que sus ojos chorreen fríos sobre el rostro. El dios que nos vigilaba está en ese cuerpo inerte, atrapado por tu memoria, empujado hacia la carne, sin sangre, descontando suave sus treinta y tres días perdiendo materia. Esta noche despellejarás culpas, las llagas serán por fin consuelo, y no recordarás nada.
viernes, enero 13, 2006
¿Cuál es tu nombre?, dije a sus espaldas. Ni el cielo agrietándose ni mi voz parecían inmutarla. Animal de medianoche, se enroscaba en si misma, esos ojos escondían un brillo que podía asesinar a un kilómetro de distancia. Olvídalo, susurré encogiéndome en sus arenas, y ella murmuró algo incomprensible. Aun no puedo recordarlo.
miércoles, enero 11, 2006
Te descubro silencio
Sin nubes protectoras
Continúa el sol
Oponiéndose a tu silueta
Desnuda
Te conviertes en ola
En lluvia
Torrentes de sangre
Me elevan
Perpendicular a tu vientre
Hemos abandonado
El páramo manchado
Para probar nuestra desidia
Escondido en tus sótanos
Observo curvaturas
Ángulos imposibles
Mientras
Sin nubes protectoras
Continúa el sol
Oponiéndose a tu silueta
Desnuda
Te conviertes en ola
En lluvia
Torrentes de sangre
Me elevan
Perpendicular a tu vientre
Hemos abandonado
El páramo manchado
Para probar nuestra desidia
Escondido en tus sótanos
Observo curvaturas
Ángulos imposibles
Mientras
Gritas
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