
¿Cuál es tu nombre?, dije a sus espaldas. Ni el cielo agrietándose ni mi voz parecían inmutarla. Animal de medianoche, se enroscaba en si misma, esos ojos escondían un brillo que podía asesinar a un kilómetro de distancia. Olvídalo, susurré encogiéndome en sus arenas, y ella murmuró algo incomprensible. Aun no puedo recordarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario