
Capitulación
Acabé encogido en tu espalda, caracol hambriento de noches en vela. Inundé tus omóplatos con besos rectangulares, dibujé finales de canciones en tu cuello. Era el sabor a piel impregnándose en mi lengua, invasora de rincones y conquistadora de recovecos. Atrapé dos lanzas de amargura en el lóbulo de tu oreja y un murmullo de amor quedo en el abismo de tus hombros.
Abatido por el silencio, me declaré vencido.
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