miércoles, julio 12, 2006


La voz que tus sueños creaban se hizo lágrima, veladas de pesadilla en medio de una inercia salvaje, insostenible, de las que sacan callos y laceran las manos. Pesaba en el vientre, el aire te abandonó para convertirse en burbujas, esferas que tocan el cielo con alas de ángel e intenciones de demonio. La cama permaneció rígida, la almohada no bastaba y el sostén de tus deseos ínfimos se escondería en el baño.